13 de marzo de 2011

Marcada en cuerpo y alma

Después de una batalla pronta a su fin, con una victoria casi asegurada,quedan las marcas de la contienda. Marcas en cuerpo y alma,pedazos perdidos. Un cuerpo atravesado por un dolor fulminante en retirada. Una mente dispersa,astillada,diseminada,atontada por las explosiones.

Ante todo, eso, un mareo persistente. Un mareo que causa confusión. Todo,olores,aromas y sonidos confundidos, entremezclados, chocando en una mente aturdida, alucinada de tormentos sufridos.

Mientras intento volver al sendero, detengo mi marcha para observar el cuerpo, MI cuerpo...

Tengo ojeras de mil insomnios arremolinados.
Tengo calambres por encoger mi cuerpo hasta intentar evaporarme.
Tengo huesos que claman salir por la comida no aprovechada en aquellos días
de insania y dolores límites.
Tengo un tono pálido por no poder salir a recoger los rayos del sol que se me negaban.
Tengo dolores de cabeza y mareos por tantos pensamientos lacerantes,corrosivos,devoradores de sueños y utopías.
Tengo anestesiadas y revueltas las tripas porque mi boca negaba abrirse,
no fuera a ser que exhalara más dolor y muriera.
Tengo cansancios añosos,de pelos blancos y arrugas,casi desmemoriados...pero con una sabiduría por esas experiencias latentes.

Tengo tantas líneas marcadas a filo,sangre y tristezas.
Líneas desteñidas por el tiempo.
Líneas capaces de expresarse.
Líneas, líneas mías, partes de mi cuerpo. Memoria de sufrimientos pasados y actuales.

El reloj marca las 3 y 25 de la madrugada, y no se rinde ante el sueño. 

Dormir anestesia cuando el alma se retuerce y grita silenciosa. Dormir repara cuando el alma quiere volver a sentir, a disfrutar, a soñar posibles.